¿Por qué Sevilla habla siempre de las obras y las inversiones en potencial simple hasta que se convierten en pretérito muy imperfecto? ¿No sabemos conjugar el futuro? Hablábamos del complejo que una firma deportiva francesa iba a levantar en los terrenos aledaños al estadio de la Cartuja, soñábamos despiertos hasta que nos hemos despertado con el revés de que ya no se hará la tienda de artículos de deportes, ni la piscina, ni el pabellón multiusos… Ahora derramamos ríos de tinta con el complejo de una multinacional sueca del mueble, siempre en condicional: si se construyera la SE-35, si se ampliara la edificabilidad, si se modificara el PGOU. Y el centro cultural en las Atarazanas, otro tanto: si se redactara un plan parcial, si se cumpliera con la ley. Del metro, de la SE-40, de la Gavidia, de la Fábrica de Artillería, de tantos proyectos varados ya ni hablamos, son cosa del pasado como tantos otros que quedaron atrás. Los verbos en Sevilla nacen sin futuro.
Minuto de oro (ABC Punto Radio, 1/10/12)
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