
Gracias al empeño del diputado de EU en las Cortes Valencianas Ignacio Blanco –cual hormiguita durante las cuatro jornadas de consulta de expedientes– hemos podido saber lo que la Generalitat valenciana le abonó al arquitecto e ingeniero Santiago Calatrava por el proyecto y la dirección facultativa de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia: 94 millones de euros. Naturalmente, el aludido ha justificado el cobro de tales honorarios para una obra con un estupefaciente coste global que supera los 1.100 millones de euros. Y lo ha hecho con un argumento hasta ahora imbatible en tantos sitios, en Valencia como en Sevilla: «Este proyecto ha trascendido las fronteras del país y ha situado la ciudad de Valencia en el lugar que por su historia le corresponde». Ahí queda eso.

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