EN UNA CIUDAD largamente gobernada por los socialistas, el alcalde saliente y el entrante se han encontrado por primera vez tras las elecciones del domingo pasado bajo la obra artística dedicada a una dama de alta alcurnia de la ciudad muy activa en múltiples actividades sociales y culturales a las que no dejaba de asistir lo más granado de la burguesía ilustrada de la época.
Ambos políticos, una vez olvidado el fragor de la contienda electoral, han comenzado a negociar el traspaso de poderes habida cuenta de que el gobierno del consistorio va a cambiar de manos después de muchos años. Las crónicas de los periódicos subrayan la cordialidad que ha presidido esta primera entrevista tras los resultados electorales. Se trata de entregar el poder de forma ordenada a fin de evitar peligrosos vacíos.
Como todo tendrá que estar listo para el sábado 11 de junio, ambos acordaron que una comisión con dos representantes por cada partido vaya examinando las cuestiones concretas de la transición para que sea lo más pacífica posible. El alcalde saliente le comunicó a su sucesor en el sillón su intención de presentar ante la opinión pública un balance de la situación financiera del Ayuntamiento para general conocimiento de la ciudadanía, en lo que el regidor entrante se mostró plenamente de acuerdo.
En otra ciudad largamente gobernada por los socialistas, el primer encuentro entre el alcalde que se va y el que va a llegar se produjo también a la sombra de la obra artística dedicada a una dama de alta alcurnia muy activa en la vida social de la ciudad. Ambos políticos, una vez superado el fragor de la contienda electoral, apenas se dedicaron una mirada mientras se apretaban las manos con gesto de fría cortesía. Las crónicas periodísticas subrayan la ausencia de todo signo de cordialidad.
Nadie ha acordado nada, de momento. El alcalde electo, sin embargo, ha prometido revelar su equipo de gobierno este viernes, a falta de dos semanas para el traspaso del bastón de mando. Del mismo modo, ante el silencio de su antecesor en el cargo, ha anunciado auditorías de todas las áreas municipales y las empresas públicas dependientes del Ayuntamiento a fin de obtener una imagen lo más certera posible de la situación de las arcas públicas.
Las dos ciudades de las que aquí se habla son Barcelona y Sevilla. Ahora, el lector puede -si lo desea- jugar a descubrir las siete diferencias entre estas dos ciudades después de encajar los nombres propios de cada una de ellas en los correspondientes párrafos.
javier.rubio@elmundo.es
26/5/11


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