Bien, ¿por qué no Rosamar? Muchos lo habrán pensado antes que un servidor, no voy a ser tan petulante como para atribuirme mérito alguno, pero quizá nadie lo había dicho hasta ahora: por qué no va a inaugurar la delegada de Fiestas Mayores una nueva era en la que personas como ella puedan aportarnos algo de lo que llevan dentro.
Si tuvo el acierto de sacar a relucir la labor social de las hermandades es porque ya ha llegado al meollo de esto. Aunque quizá hubiera llegado a la médula de esta puñetera Sevilla mucho antes: cuando las puñaladas traperas de sus compañeros de equipo de gobierno o cuando encajó con inaudito estilo las maledicencias que iban pregonando de ella en cuanto se daba la vuelta. Seguro que de un hombre no lo hubieran dicho…
Y ahora que está en la plenitud, que ha llegado a la cumbre de su carrera política, cuando todo el mundo alaba por igual su mesura y su capacidad para tender puentes, estrechar lazos, forjar vínculos y hacer amigos, ¿por qué no Rosamar?
¿Por qué Zoido o Espadas no pueden contar con ella como futura delegada de Fiestas Mayores, para que siga en el cargo que tan bien se le ha dado y en el que ha concitado tan desacostumbrada unanimidad? ¿Por qué Barack Obama puede seguir contando con el republicano Robert Gates como secretario de Defensa de George Bush y en el Ayuntamiento de Sevilla hay que tirar por la borda el trabajo bien hecho de alguien que se ha ganado el sueldo? De verdad: ¿por qué no Rosamar?


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