Cardo Máximo

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Por qué no Rosamar

SE HA GANADO el aplauso unánime y eso, en esta hipocritona ciudad, ya es para nota. En la hora de su despedida, desde el ambón (eso fue) del Teatro de la Maestranza, la delegada municipal de Fiestas Mayores se ha ganado además la admiración de muchos que no piensan como ella, pero que la respetan por su carácter afable, su predisposición a entenderse con todo el mundo y su sensatez, rasgos estos bastante sorprendentes, por lo infrecuente, en un político. Y por si fuera poco, con apenas tres líneas, un balbuceo que recordaba al de San Juan de la Cruz y la mejor poesía mística en castellano, Rosamar Prieto se ha granjeado el cariño del respetable: alguien capaz de proclamar a los cuatro vientos que se queda –tras ocho años en el Ayuntamiento– con su momentito («no sé si fueron cinco minutos, tres, uno o treinta segundos o diez») al lado de la Macarena es para descubrirse. Y ya, si cita a Cernuda, es para sacarla a hombros.

 

Bien, ¿por qué no Rosamar? Muchos lo habrán pensado antes que un servidor, no voy a ser tan petulante como para atribuirme mérito alguno, pero quizá nadie lo había dicho hasta ahora: por qué no va a inaugurar la delegada de Fiestas Mayores una nueva era en la que personas como ella puedan aportarnos algo de lo que llevan dentro.

Si tuvo el acierto de sacar a relucir la labor social de las hermandades es porque ya ha llegado al meollo de esto. Aunque quizá hubiera llegado a la médula de esta puñetera Sevilla mucho antes: cuando las puñaladas traperas de sus compañeros de equipo de gobierno o cuando encajó con inaudito estilo las maledicencias que iban pregonando de ella en cuanto se daba la vuelta. Seguro que de un hombre no lo hubieran dicho…

Y ahora que está en la plenitud, que ha llegado a la cumbre de su carrera política, cuando todo el mundo alaba por igual su mesura y su capacidad para tender puentes, estrechar lazos, forjar vínculos y hacer amigos, ¿por qué no Rosamar?

¿Por qué Zoido o Espadas no pueden contar con ella como futura delegada de Fiestas Mayores, para que siga en el cargo que tan bien se le ha dado y en el que ha concitado tan desacostumbrada unanimidad? ¿Por qué Barack Obama puede seguir contando con el republicano Robert Gates como secretario de Defensa de George Bush y en el Ayuntamiento de Sevilla hay que tirar por la borda el trabajo bien hecho de alguien que se ha ganado el sueldo? De verdad: ¿por qué no Rosamar?

 

javier.rubio@elmundo.es
  
12/4/11

 


Comentarios

Una respuesta a “Por qué no Rosamar”

  1. Avatar de Jaime

    Te respondo a tu pregunta de por qué Rosamar no puede seguir en el ayuntamieno.

    Porque en esta ciudad hay que ser del Betis o del Sevilla, del Gran poder o de Pasión, de una Esperanza o de otra, de sevilla o de triana, del Psoe o del PP,…. en fin. así nos luce el pelo.

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