Levantemos el corazón

Guía para no perderse en misa

Un libro de Javier Rubio

«Aquel que quiera saber por qué se hace cuanto hacemos en misa, por qué se reza de un modo y no de otro y qué significa lo que estamos celebrando encontrará un aliado en este libro».

Levantemos el corazón» es un perfecto itinerario para conocer más de cerca la celebración de la eucaristía y los numerosos significados que encierra.

También es un recordatorio de que acudir a misa no puede ser únicamente parte de nuestra rutina del domingo (o cualquier otro día), sino que va más allá.

Es un encuentro directo, un misterio inabarcable que este libro intenta hacernos comprender un poco más para poder vivirlo con la intensidad y el conocimiento que merece este acontecimiento.

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Si no acostumbramos a ir a misa, este libro nos acercará a ella sin necesidad de palabras ininteligibles ni ritos incomprensibles.

Si, por el contrario, somos firmes seguidores de la eucaristía, este puede ser el momento de empezar a vivirla con más intensidad y más conciencia el misterio que se presenta ante nosotros.

Un repaso detallado y cercano al lector de las distintas partes de la misa.

Desde el replique de campanas hasta los avisos parroquiales, se detiene minuciosamente en todos los momentos relevantes de la celebración.

Utilizando un lenguaje apto para cualquier persona, independientemente de la mucha o poca práctica que tenga en acudir a la iglesia, describe brevemente lo que ocurre en la misa, explicando el origen histórico y religioso de los distintos ritos y costumbres, cómo se presentan actualmente y por qué, y cómo actuar en consecuencia.

Una completísima guía para aprender (o recordar) lo que significa la celebración de la eucaristía y cómo debemos comportarnos en ella.

Mezclando aspectos formales como dónde sentarnos o qué llevar puesto, con explicaciones teológicas y litúrgicas, consigue acercar la eucaristía a un público general, sencillo y más o menos cercano a la celebración.

Autor

Javier Rubio

Periodista en ABC de Sevilla. Previamente en El Mundo de Andalucía y Diario 16.

«Nunca se me había pasado escribir un libro sobre mistagogía. Suena muy raro y muy imponente a la vez, pero es más sencillo de lo que parece. El Papa Francisco ha subrayado en diversas ocasiones “la importancia de la catequesis «mistagógica» que es el encuentro constante con la Palabra y con los sacramentos y no algo meramente ocasional previo a la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana”. Así que este libro responde a una pregunta muy simple que, en algún momento, todos los participantes en la misa se han hecho: “¿Qué estamos celebrando aquí?”.

Parte de la experiencia como proclamador de retiros kerigmáticos y profesor en el diploma de ‘Nueva evangelización y formación para el liderazgo’ de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla y de otras charlas en torno a la eucaristía y el misterio que encierra. Así que, de modo natural, acabé escribiendo un volumen que no es académico ni pretende serlo, sino más bien una divulgación puesta al día para el gran público, con intención de contagiar el amor por la forma más perfecta de alabanza a Dios.

Habitualmente escribo crónicas de misas en las páginas de ABC. Siempre con ánimo constructivo para que los oficiantes y sus asambleas entiendan el carácter único e irrepetible de cada celebración mediante el cuidado de los detalles de la liturgia, no sólo los aspectos puramente formales sino también el sentido mistagógico que envuelven.

En cierto sentido, este libro es un complemento de esas crónicas que se publican sábado a sábado. Tómese como una humilde contribución a su entendimiento para que todo el cuerpo místico de Cristo tome conciencia de la importancia de cuanto celebra.»

Más sobre el autor

Algunas preguntas

¿A quién o qué deben dirigirse las reverencias en una misa?

En una misa, todas las miradas se dirigen al altar. Porque allí está Cristo, sacerdote, víctima y altar de su propio sacrificio redentor. Incluso las reverencias deben hacerse al ara sobre el que se oficia. En algunos monasterios, se vela con una cortinilla el sagrario para que los fieles se ‘olviden’ de la presencia del Cuerpo de Cristo en el tabernáculo

¿A dónde se orientan las iglesias: a Roma o a Jerusalén?

El templo cristiano no está referenciado a ningún lugar físico (ni a Jerusalén ni a Roma, para entendernos), sino al sol que nace de lo alto -y por tanto no tiene ocaso- que es Cristo resucitado. Por eso, todas las iglesias tienen los pies orientados a Poniente y el presbiterio (donde se colocan los oficiantes) hacia el Este.

¿Qué significan las gotitas de agua que se añaden al cáliz?

Tienen un gran sentido mistagógico: la divinidad de Cristo se va a mezclar con la humanidad del creyente que expresa esa minúscula gota de agua.

¿Por qué se inciensa al pueblo después de hacerlo con las ofrendas y los celebrantes?

No es por capricho o mayor boato, sino la forma de subrayar los sitios teológicos donde está Cristo: por supuesto, en las especies eucarísticas, en el altar, en la cruz que lo representa, en persona en el oficiante y el resto de concelebrantes y, finalmente, en su Cuerpo místico que es la Iglesia reunida en la misa.