Los acontecimientos extraordinarios, y el vía crucis con catorce pasos -y qué pasos- en la calle lo era, son una fotografía de las sociedades que los acogen. Visto lo visto, tengo la sensación de que la instantánea que nos han tomado ha salido desenfocada, movida como esas malas fotos que conviene repetir y para las que el grupo que posa entre risas y veras vuelve a adoptar sobre la marcha un poco de formalidad. Lo que se ve en la foto del último fin de semana es demasiado informal, demasiado triste o demasiado cutre como para quedarnos con esa imagen de nosotros mismos. Nadie ha estado en su sitio: no lo ha estado el Consejo de Cofradías, superado por una convocatoria que le sobrepasó desde el primer minuto; no lo han estado las hermandades, deseosas de lucimiento o de descolgarse a las primeras de cambio; no lo ha estado la autoridad eclesiástica, siempre a medio camino entre el rigor impuesto y la laxitud del compadreo con que se maneja todo lo relacionado con las cofradías sevillanas; no lo ha estado el dispositivo de seguridad, tan excesivo como superfluo una vez que se supo que no saldrían los pasos. Sólo los sevillanos han estado donde debían: en las colas de los templos y detrás de las vallas en la Catedral. ¿Repetimos la foto?

(Minuto de oro, ABC Punto Radio 18/2/13)