Los británicos, que son tan suyos, han descubierto que hay una ciudad en Andalucía, al sur de España, que ya está pensando en la fiesta que celebrará dentro de un mes mal contado. Sus fuerzas vivas, sus periódicos, sus columnistas, sus charlas de barra de bar, sus tertulias de sobremesa, todo gira en torno a lo que está por venir. De momento, la fiesta sirve para banquetearse a gusto en las plazas del centro, entre cervecita y cervecita para trasegar las penas y las discusiones. Los ciudadanos de esa urbe milenaria, que respira historia por los poros, lo saben de largo y tratan de adecuarse al estereotipo que de ellos mismos perfilaron en sus escritos los viajeros románticos, muchos de ellos también británicos como los que ahora se sorprenden de que estalle una fiesta colectiva detrás de otra como en un carrusel de fuegos artificiales que nunca se disipara del todo.
¿El Vía Crucis del primer domingo de Cuaresma, dice usted? Qué desencaminado va, amigo. Esa ciudad siempre alegre es Cádiz, ¿en cuál estaba usted pensando?
(Minuto de oro, ABC Punto Radio 14/1/13)


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