SUPONGA EL lector que se organiza una tremolina a cuenta de un vídeo municipal en que se muestra a los tres Reyes Magos sentados en la plaza del Triunfo con los regalos a sus pies sin repartir porque se han quedado dormitando al solecito de diciembre. Bien, sigamos suponiendo que la Coalición para el Avance de la Gente de Color y más concretamente su antena española pide la retirada del vídeo porque al actor que encarna a Baltasar el guionista no le ha dado ninguna línea de texto. Cosa, por cierto, perfectamente entendible porque el único amago de conversación entre Melchor y Gaspar es un intercambio de interjecciones que no pasan de “ejem” y “ojú”.

Pero resulta que la asociación que defiende la igualdad de oportunidades raciales denunciaría muy formalmente que esa imagen del rey negro callado como un muerto lo único que hace es fomentar el estereotipo del analfabetismo de la población de color y, por lo tanto, es reprobable cada uno de los treinta segundos que dura la grabación. Claro, de acuerdo a los cánones de la corrección política, resultaría enteramente lógico que el rey Baltasar hablara como un erudito y se expresara como un profesor de la Sorbona. Pero da la pequeña casualidad que es un video publicitario para que los turistas asocien la ciudad de Sevilla con buen tiempo, felicidad y descanso y entonces el negro conferenciando pega menos que un santo con dos pistolas. Por eso no habla. Y por eso los tres están tumbados con la Giralda a sus espaldas, no porque se trate de una apología de la vagancia y la molicie con los que el vulgo los identifica: “Trabaja menos que los Reyes Magos: una vez al año y sentados”.

Bueno, pues ya no hay que seguir con la suposición: el grupo municipal socialista ha bramado en cuanto ha visto el video promocional por entender que incide en el tópico de la pereza que se le atribuye a los sevillanos.

Por muy descabellada que parezca la denuncia, siempre hay un político en la oposición  dispuesto a liarse la manta a la cabeza para montar la escandalera. En Almería, IU ha denunciado la “explotación” de inmigrantes subsaharianos a los que el Ayuntamiento de la capital, en manos del PP, les ha suprimido los 50 euros, el bocadillo y la naranja con que les recompensaba por hacer de pajes en la cabalgata sin gasto de betún. Suponga ahora el lector que se descubriera que el Baltasar de Sevilla cobró menos que sus dos locuaces compañeros de reparto. ¡Hasta Obama se iba a enterar! ¡Que hable Baltasar!

javier.rubio@elmundo.es

30/11/11