El periodista Antonio Silva, ex director de Giralda TV, está experimentando en carne propia el riesgo añadido que conlleva ser el último en apagar la luz. Su conducta –cargando gastos inapropiados o inadmisibles– no difiere nada de lo que era práctica común en el gobierno de Monteseirín, pero el hecho de quedar bajo los focos lo ha convertido prácticamente en el único gestor de la anterior etapa contra el que dirigir los reproches del despilfarro y la liberalidad en el gasto que se advierten en las facturas impagadas. Antonio Silva cavila ahora por qué no dimitió antes, cuando advirtió de la ruina económica que se venía encima. Quizá debiera pensar por qué aceptó el encargo para el que nadie le puso una pistola en el pecho…
javier.rubio@elmundo.es
5/9/11

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