LA DIPUTACIÓN, ese dorado retiro para alcaldes de pueblo cuando el partido les busca un relevo, entregará la semana que viene las medallas de la provincia para no ser menos que el Ayuntamiento de Sevilla, y además siete días antes de San Fernando aprovechando que el 23 de mayo firmó el ilustrado Javier de Burgos su decreto de reordenación provincial de España.

Este año, la corporación provincial, que preside Fernando Rodríguez Villalobos como podría presidirla usted o yo mismo si nos ponen ahí y nos llevan y nos traen en coche oficial a todos sitios, ha nombrado como hijo adoptivo de la provincia a Carlos Amigo Vallejo, a quien le van a hacer el honor de medallearlo otra vez, pero con el que Monteseirín no va a poder saldar la deuda de gratitud que se apresuró a comprometer en nombre de todos cuando anunció que rotularía una calle en su honor. Hay que ver la de cosas que se le quedan pendientes a este alcalde y eso que ha tenido doce años para hacerlas…

Junto a monseñor Amigo, la nómina de homenajeados la completan la bailaora Matilde Coral, el cantaor Juan Peña ‘Lebrijano‘, el matador de toros Morante de la Puebla, la modelo Eva González y los futbolistas campeones del mundo Jesús Navas, Carlos Marchena y Sergio Ramos, al que no deberían dejarle tocar las medallas.

Hay más, claro, porque no parece que tres peloteros, dos flamencos, un torero y una guapa sean suficiente representación de Sevilla. Para eso están las placas de honor, que en esta ocasión van a los sindicatos UGT y CCOO, que para eso se han llevado un palo muy grande en las elecciones sindicales en la Junta de Andalucía; la Confederación Empresarial Sevillana, para compensar el agasajo a los sindicalistas piqueteros, a la emisora Radio Sevilla de la cadena SER y a la Federación Provincial de Entidades Flamencas, por si faltara quejío.

Muy bien. Todos se lo merecen, aunque unos más que otros, pero ¿de verdad no ha encontrado la Diputación ningún sevillano más que no sea torero, flamenco, futbolista o modelo para hacerle un reconocimiento? ¿No hay ningún médico que haya hecho un trasplante de cara para prohijarlo, no hay ningún escritor camino del retiro a quien agradecerle su literatura, no hay ningún profesor universitario que haya publicado algo de mérito en revistas científicas, no hay ningún profesional liberal que haya llegado a la cima de su actividad? ¿No queremos huir de los estereotipos de fútbol, toros, flamenco y curas? Pues ya se ve.

javier.rubio@elmundo.es

18/5/11