…ESTÁ HABLANDO. No lo digo por el exministro Corcuera, líbreme Dios, que ha pasado de la patada en la puerta al coche por la portada de la Feria, a este hombre no hay quien lo pare, plantado en jarras ante la pareja de guripas que le impedían el paso. A él, con su pedazo de coche que le pagamos entre todos; a él, que se jugó la vida por detener a los comandos terroristas; a él, que sabía cómo manejar las esposas… de sus altos cargos obsequiándolas con joyas. En fin, usted no sabe con quién está hablando, que me chivo al alcalde y le van a meter un paquete que se va a enterar. Dicho y camino de hacerlo: se van a enterar.

No, digo que los candidatos no saben con quién están hablando. Me asalta un eslogan por la calle, desde una cabina de teléfonos, que debe de ser que las dejan puestas para colgar los carteles de los partidos políticos en campaña: ¿cuándo fue la última vez que vio a alguien hablando desde una cabina? Bueno, pues me dice un candidato: «Lo mejor para tu barrio, tus propuestas». Uy, me parece que usted no sabe con quién está hablando. Pero sin altanería, eh, que conste. No, qué va. Es que verá, hay días que me doy miedo yo mismo y echo para atrás cuatro o cinco ideas antes de ponerme a escribir, así que cómo va a decirme que las mías son las mejores propuestas para mi barrio. Si lo sabré yo, que me conozco desde que era chico y ya tengo una edad…

Vamos a ver: lo de la segregación de niños en los bares que se me ocurrió un día en que invoqué a Herodes harto de los gritos de la chiquillería… eso como que no. Lo de despedir a todos los carguetes que sus socios han enchufado en el centro cívico para que tengan una mamandurria, pues tampoco va a ser, ¿verdad? Lo del patrullero de la Policía Local dando vueltas para llevarse a la prevención al primer niñato que estampe la litrona contra el suelo, ¿esa va a colar? Lo de cerrar el colegio público de más allá porque tiene unos índices de fracaso escolar por las nubes y nadie quiere que sus niños estudien allí, me va a decir usted que si estoy loco; pues nada, los ricos seguirán pagándose la educación de sus hijos. Lo de los autobuses que dan asco, con todos los colgados de Sevilla comiendo pipas y fumando droga en los últimos asientos, ¿eso tampoco? Lo de acabar de un plumazo con el reparto de subvenciones a los amiguetes de turno que organizan cuatro pamplinas al año, mejor lo dejamos pasar también, ¿verdad?

Qué, ¿va a seguir sosteniendo que mis ideas son las mejores para el barrio? Usted no sabe con quién está hablando, hombre.

javier.rubio@elmundo.es

13/5/11