AQUÍ EN SEVILLA y en los predios del socialismo hispalense, sin ir más lejos, uno dice Cruz Villalón, los hijos del notario Cruz Auñón, y vaya tela: le salen un presidente del Tribunal Constitucional, otro catedrático de Derecho Público, una consejera de Obras Públicas y un arquitecto con obra en medio mundo y prestigio para regalar. Y por la rama del tío médico –con aula de homenaje permanente en el Colegio de Médicos– también le salen varios catedráticos, profesores universitarios y en ese plan. Y sin quitarse la bata blanca, dice uno Zbikowski, Piñero, Conejo, Morote o Leal y le sale completito el cuadro médico de cualquier compañía con todas las especialidades habidas y por haber. Dice Collantes de Terán y tiene la alineación de un equipo, pero no de fútbol sino de escritores, historiadores, poetas, profesores de Universidad… Dice uno Ollero y le sale, aparte de dos tramos enteros de la Amargura, hasta un capataz. Dice Borbolla, Cuéllar o Rojas-Marcos y le sale hasta un concertista de piano, que parece aquello las páginas amarillas.
Hay veces que la celebridad de un miembro de la familia se come la de sus antecesores, como le pasó a la chica esa tan finita que cantaba en aquel grupo de música ligera, sí en Mecano, y que resultó ser, ni más ni menos, que nieta de don Eduardo Torroja, al que los ingenieros de Caminos tienen en hornacina lo mismo que los fruteros tienen a San Pancracio con el perejil siempre fresco.
En otros casos, las generaciones sucesivas se van pasando el testigo, como esas sagas de gente del teatro o del circo con las ramas de los árboles genealógicos tan entrelazadas que al final acaban remontándose todas a María Guerrero o Nabucodonosorcito.
Eso pasa con los Fernández Ordóñez. Sale un ingeniero con puente en Sevilla, un gobernador del Banco de España y el ministro de la declaración de la renta, del divorcio y de la adhesión a la CEE todo en uno. Y ahora, hasta la primera filóloga académica de la Lengua.
Y ahora dice uno Chaves y lo que le sale en la Wikipedia hispalense es una hija abogada con poderes de una multinacional minera y un hijo licenciado en Administración y Dirección de Empresas, sobre todo, las suyas. Y con todo lo que dice el padre que se ha gastado en la educación de sus hijos, que el hombre vive al día, ¿de verdad no le ha salido a ninguno de los dos un buen empleo lejos del círculo de influencia del papá donde puedan demostrar lo que valen?
javier.rubio@elmundo.es
7/4/11
Cardo Máximo 
Deja un comentario