Cardo Máximo

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A las once en Los Remedios

 

A LAS ONCE en Los Remedios -ojo, como en cualquier otro barrio de Sevilla, qué leñe- no quedan en el lecho más que los impedidos, los ancianos y algún camastrón de esos a los que Carlos Herrera azuza a las 8 de la mañana diciéndoles que ya han perdido irremisiblemente el día. Estaría bien que dejáramos todos aparcados los estereotipos en una campaña que promete ser a muerte. ¿O es que alguien cree que vamos a salir del marasmo enfrentando a unos barrios contra otros en una suerte de nuevo medievalismo? Dará votos, pero no razones.

Cuando jóvenes, los descerebrados se entretenían pintando en las paredes del barrio de Los Remedios una plantilla ignominiosa que buscaba reabrir las heridas de la guerra: «Zona nacional». Hasta que el tiempo se encargó de borrar semejante majadería primero de las tapias y luego de las mentes. Después se intentó desde la otra orilla y la última en apuntarse a la ola ha sido Adela Castaño, número 8 de la lista del PSOE, a la que Juan Espadas, su cabeza de cartel, sin embargo, defiende con ardor.

La verdad es que uno no se imagina a Espadas -un político con discurso que se crece en el mano a mano como evidenció en Los lunes de Oriza- sembrando cizaña alrededor, pero la campaña promete deparar sorpresas. La primera se la llevó el candidato, que antes de probar bocado -exquisito como siempre, Oriza vuelve por sus fueros- casi se atraganta con la dimisión del consejero Luis Pizarro.

Luego, entre el salmorejo y la merluza rebozada, Espadas descubrió sus cartas: su carrera empieza el 23 de mayo. En el Ayuntamiento y, ojo, en el Partido Socialista. Se ve de alcalde, siempre que Zoido no saque la mayoría absoluta, poniendo a Torrijos entre la espada de votarlo a él con las condiciones que le imponga a Izquierda Unida y la pared de dejar que gobierne la lista más votada, o sea, la derecha. Parecida estrategia siguió el PSOE en 1995 en media Andalucía y los resultados no pudieron ser más catastróficos allí donde dejaron instalarse a alcaldes del PP. Espadas sabe que tiene el viento en contra, pero es listo para ventear las oportunidades y sabe que el desbarajuste en su propia casa le da fuerzas para volar por su cuenta aun a riesgo de que se le derritan las alas.

Lo que no puede permitirse en ningún caso es el lujo de que una candidata de su lista menosprecie a los votantes de Los Remedios. A las once, en ese y en otros barrios de Sevilla, muchos han leído ya el periódico como para distinguir la impertinencia de la provocación.

javier.rubio@elmundo.es

5/4/11


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