Cardo Máximo

La web de Javier Rubio: Columnas periodísticas, intervenciones radiofónicas, escritos…

 

DESDE QUE A Rinat Dassaev lo recibieron en el aeropuerto de San Pablo dos guardias civiles y el capellán real Estudillo cuando Luis Cuervas lo había fichado para el Sevilla como portero de campanillas con los dineros del pelotazo urbanístico del estadio, las inauguraciones -y lo era el recibimiento a un futbolista soviético antes de que se desplomara el Muro- dan para mucho. Dan hasta para que un sindicalista y el presidente de la patronal compartan honores con un consejero de la Junta en la apertura de un centro comercial donde lo mismo te puedes agenciar una caja de quesitos que una amoladora.

Pues allí estaban Luciano Alonso en representación de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte que dirige; Santiago Herrero en representación de la Confederación de Empresarios de Andalucía que preside; Francisco Fernández Sevilla en representación del sindicato UGT en Andalucía al que sirve como vicesecretario de Organización; y Rodrigo Charlo en representación de sí mismo como dueño de Bogaris, promotor del complejo y anfitrión del acto.

Lo de invitar a las autoridades es una herencia de tiempos de la Oprobiosa, cuando no había inauguración que valiera la pena si no acudía el gobernador civil -en quien coincidía ipso facto el cargo orgánico de jefe provincial del Movimiento- y el cardenal con sus hisopazos, a ser posible con capa pluvial, mitra, báculo y familiar. Decayó el Movimiento Nacional, desaparecieron los gobernadores civiles y dejó de asperjarse el agua bendita, pero ahí seguimos, encandilados por el realce que a los actos públicos le conceden, por el solo hecho de acudir, las autoridades.

Alto ahí. ¿Autoridades el presidente de la patronal que representa a sus confederados y un vicesecretario de UGT que representa a sus afiliados? ¿De qué y de cuándo? Naturalmente que la empresa promotora es muy libre de invitar a quien le plazca a un acto tan fundamental en la vida de un negocio como su apertura: ¿pues no invitaron en Madrid al ministro de Fomento, José Blanco, al estreno del complejo comercial de capital chino Plaza de Oriente, que ya son ganas de mentar la bicha con ese nombrecito?

Pero al menos se podrían guardar las formas. ¿O es que todos los sindicalistas de la UGT van a comprar las barras de las cortinas en ese centro y no en ningún otro? al que acaban de plantarle la competencia, con todas las bendiciones, a las puertas del negocio?

javier.rubio@elmundo.es

23/2/11


Comentarios

Deja un comentario